"Accedimos al restaurante atraídos por las calificaciones de Google, sin leer las reseñas, claro. Una vez allí, pedimos picaña, milanesa de pollo, pimientos de padrón y pulpo. Resumiendo, lo mejor fueron los pimientos de padrón; quedé alucinado, ya que la picaña estaba en mal estado. Cuando el camarero se dio cuenta, la retiró y nos trajo otra, en la que se podía ver una mezcla perfecta de picaña en mal estado y algunos trozos en buen estado. De todos modos, como estábamos de vacaciones, no quisimos reclamarlo y no comimos, pero la verdad es que no nos ofrecieron ninguna disculpa. Lo mínimo sería que no nos cobraran."