"Reserve mesa el día anterior, el camarero-dueño se mostró como si tuviese un mal día, me dijo que teníamos que estar allí a las dos y que seguro que tenían apuro que fuéramos puntuales. Bien pues llegamos 20 min antes, con el comedor medio vacío literal y ya estando fuera para tomar algo primero salió a decirme que pasáramos que era mejor que luego se llenaba,... bueno, íbamos con la idea de tomar un vermú antes pero si era así oye... cosa que luego ni se llenó en ningún momento. Entramos a comer, la camarera muy amable no nos deja ni carta ni qr y nos dice tres platos, claro y yo le pregunté que si no tenían carta a lo que me contestó:”a ver de carta tenemos algo de pulpo, calamares, parrillada y esas cosas..” y le pregunto que si ensalada: me dice que si que algo habrá en la cocina... jaja. En fin.... al final con idea de pedir un chuletón pedimos el menú. La sopa friaaaa friaaaa y sabor a knor...nada que ver con lo que cocinaban antes, que decepción. Los callos para dos justisimos pra un primer plato, pusieron tanta sopa pra una persona como callos pra dos. Luego pedimos parrillada para los tres,... churrasco frío, chorizo dos cachos de uno y dos de otro para los tres por lo menos un cacho para probar cada uno digo yo.... y las patatas heladas.... por suerte la chica nos dijo que si queríamos un poco más y nos sacaron más, porque tres a chitos por cabeza y ni dos de chorizo,... bueno un puñete ro desastre. Tengo comido antes de la pandemia aquí unas tres o cuatro veces y siempre muy bien. Pero hoy fue para no volver más... las prisas por entrar, la comida fatal y juro que 15 euros por lo que comimos cada uno me dolió en el alma. Pero de todo se aprende. Los vinos seguiremos tomándolos pero desde luego que comer nunca más."