"un gran descubrimiento. Cenamos y al día siguiente comemos de nuevo. tan bueno que fue todo lo que olvidé tomar fotos de la comida. todo el género es fresco, la carta hecha con afecto. el camarero, un francés súper amable, nos recomendó muy bien, no pedir más, además de ser muy atento, agradable y educado. Hemos comido, cuchillos (hemos repetido,) gambitos ibicenicos de chupar los dedos,) sepia con sobra (que buenos pescadores (dulcedor dulce croquetas más sabrosas (bueno! saladilla original, con tomate y cebolla). se nota cuando alguien quiere trabajar y gotas para hacer las cosas bien. Un placer de lugar."