"El chef nos recibe en la puerta, super cercano y de barrio, nos enseña la carta y nos explica la exclusividad de su cocina, el por qué es diferente a lo que hay en la zona (que siempre es mas de lo mismo), y nosotros, que también somos distintos decidimos quedarnos a comer. Abrimos boca con un vinito al sol y unos torreznos, para luego pasar a nuestra mesa, con nuestro braserito debajo que nos hace sentir como en casa. Chimenea enfrente, pedimos lo que Albano nos recomienda, y desde luego acierta: un provolone con boletus espectacular y una pieza de presa de buey Wagyu con patatitas que era como mantequilla en la boca, todo para compartir. Y ya nos mata con el café hecho en cafetera italiana, en la brasa, a fuego lento... vamos que si me deja una manta me echo la siesta. Desde luego volveremos, me quedé con ganas del Tajin de bacalao, y cuando volvamos hablaremos del buceo y esas vainas locas. Muchas gracias por vuestra atención, de verdad. Sentirte como en casa donde te reciben por primera vez es de agradecer. Abrazo y suerte!"