"Fuimos para hacer un estudio sociológico de lo que allí se reúne. La noche estaba amenizada por un Elvis corpulento con dudosas aptitudes vocales, cosa que no parecía importar demasiado a los eufóricos consumidores que casi no se tenían en pie. El antro estaba decorado con dos hermosas banderas confederadas, no sé bien con qué intencionalidad, creo que tenía que ver con la nula formación histórica de este ganado. Evidentemente la gota que colma el vaso es el precio que tienen las cosas. Pedimos dos Coca Colas, las cuales nos las sirvieron CALIENTES y por las que nos cobraron DOCE EUROS. Creo que es de las mayores estafas de mi vida. Debería ser considerado como usura. Desde luego se ríen de esta gente cuando a escasos diez minutos gozan de bares-restaurantes de mayor calidad y precio muy inferior."