"Hace un par de semanas fui con un amigo a cenar a este lugar. Tenía algunas referencias por las redes pero cierto es, que iba sin mucha información y abierta al factor sorpresa. Restaurante no muy amplio, cuenta con una amplia terraza y un salón diáfano con mesas altas y bajas, más bien pequeño pero con encanto. Está decorado con gusto y ofrece un ambiente acogedor. Presenta una carta de cocina tradicional con toques contemporáneos, carta atractiva y variada que crece aún mas con la presentación que el camarero hace de la misma dando detalle de esta y añadiendo un fuera de carta interesante. Por esto y por el servicio de cena ofrecido valoro la atención prestada como cordial y profesional. En cuanto a comida me pareció correcta pero sin ser nada especial. Una lástima, porque una vez allí si que cree expectativas que no se cumplieron. Nuestra elección fue: ensaladilla de langostino tempurizado con huevas de tobiko, la ensaladilla estaba sosa y no decía nada, pero cierto es, que la combinación con el langostino y el toque de la hueva creo un conjunto apetecible. tataki de atún rojo con ensalada de wakame, sésamo de wasabi y salsa ponzu. Me encanta el tataki y la verdad que este no destacó en nada, más bien quedó corto en cuanto a sabor y paladar se refiere. wok de pollo y gambas con verduras, fideos de arroz, soja y salsa thai, sin duda el plato que más nos gustó de los tres que probamos, por su elaboración, sabor y textura. Recomendable. Acompañamos la cena con un vino tinto ribera del duero cosecha 2020, Antídoto. Vino de color rojo picota, equilibrado y fresco con paladar suave. En conclusión, por nuestra experiencia considero que es un quiero y no puedo , pero cierto es, que no descarto dar otra oportunidad en algún momento si se da el caso por si la valoración dada es resultado de una elección poco acertada."