"Llegamos al Montemayor del río en un día lluvioso de finales de octubre del fruto de un desvío en el camino para encontrarlo en obras en nuestro camino a la piscina que era nuestro destino planeado. No sabíamos de la existencia de este pueblo. Nos sorprendió su diseño medieval y la imponente silueta del castillo, así que decidimos entrar en el pueblo. Después de coronar el pueblo fuimos al castillo y tomamos bebidas en la cafetería. Nos anunciaron que el restaurante se abriría a ellos y que tenía que ser reservado. Nunca estaré muy feliz de haber tomado la decisión de esperar y almorzar en el castillo. Es un restaurante de alta cocina, de abundantes raciones, de materia prima de muy buena calidad, de precios muy razonables y donde fuimos atendidos por dos jóvenes muy profesionales, de buena ver, atento y de muy buen trato. Me sorprendió muy positivamente la pierna del cordero en el horno. muy riquísima, servida entera, horneada en su jugo, con un toque de hierbas y patatas al panadero. Tengo muchas verduras a la parrilla y también el magnífico medallón solo para el becerro, que es muy rico y extraordinario en su calidad y factura. Me encantaban los postres, especialmente el pastel de queso. Para beber vino de la zona, de la sierra de salamanca, calixto rojo de la variedad rufette. Nunca pensé que comíamos tan bien en un lugar tan aislado. un día memorable."
