"Con 20km a nuestras espaldas, las 2 y media del mediodía nos pareció muy buena opción, ya que uno de nuestros amigos es vegetariano. Llevábamos un perro, atado, que esperaba fuera y, al entrar la mujer nos dijo que ellos tenían uno y que podía atacar al nuestro. En lugar de ofrecerse a atar el suyo o meterlo en casa durante un rato la mujer nos invitó a irnos, no sin antes echarnos la culpa de que su hijo y su perro habían salido a la calle, siendo eso SU responsabilidad. Destacamos las malas maneras de la mujer y el mal sabor de boca con el que tuvimos que continuar la marcha. Buena forma de quitarse clientes de encima"