"Fuimos a comer con unos amigos que vinieron a visitarnos de otra ciudad. Pedimos algunas tapas de entrantes (pan con alioli, bravas, pollo teriyaki) y estaban muy buenas. Como plato principal pedimos una paella de arroz negro. Tenía muy buena pinta (arroz recién cocido, muchas piezas de calamares y ajos tiernos...), pero cuando lo probamos fue una gran decepción: no tenía sal en absoluto. Era incomible. Le dijimos al camarero y le pedimos que saliera de la cocina para probarlo, pero nadie salió y nos dijeron que le habían echado sal. Tuvimos que pedir un salero y después de echarle 2 potes de alioli, no mejoró en absoluto. No se nos ofreció ninguna solución al problema. Personalmente yo no comí y, cuando lo mencioné al dueño (muy educadamente), la conversación fue muy desagradable. Nos dijo, de muy malas maneras, que lo habían cocinado bien y que era culpa nuestra y a nuestro gusto. Salimos del restaurante con muy mal sabor de boca, no tanto por el problema con la comida, sino por el trato recibido por el propietario. No volveremos, ni puedo recomendarlo a nadie."