"Pasando por Sant Pere, estacionamos en una plaza y allí junto a la carretera estaba este restaurante. Externamente, nos sentimos bien y entramos a comer. El comedor en dos niveles separados es espacioso y lo encontré acogedor. Se ven entrando en unos pocos arcos delimitando el comedor y hasta el fondo apegado a la pared, diferentes tipos de botas de vino, que, aparte del uso adecuado del comedor, venden en garrafones si te gusta probar y comprarlas. Servicio al cliente muy eficaz y rápido, el tratamiento adecuado y cercano. Las mesas están ampliamente distribuidas y hubo ese día, muchas personas comiendo. En mi caso, pedí primero, mejillones de vapor y mi compañera variada ensalada; segundo, ambos optamos por paella. Los mejillones correctos, en una simple elaboración; la ensalada, el color y los gustos variados era correcto, así como la paella que parecía magnífica para nosotros. Después del postre tenemos un bordillo de miel y bollos de viento, acompañados por un volante. Todo muy rico. Agua, un poco de vino pelado y café redondeó el menú 16 €. La experiencia fue positiva y si recomendaría este restaurante. Supongo que mi evaluación, tal vez, podría ser diferente si viniera en el mes de agosto cuando la zona es invadida por el turismo."