"La decepción personificada en un restaurante. Para empezar, el servicio es un poco deficiente; la carta te la hacen escanear con el móvil. Pides todos los platos de golpe y parece que les da pena servirte, tardan una eternidad. Las croquetas de carrillada son normales, y el pan de ajo tiene todo menos ajo; es simplemente un pan con queso fundido por encima. 10 euros por el pan. Casi nada. Además, viene con un trocito de papel de aluminio a medio quitar, como si eso le diera un toque especial al pan. La hamburguesa estaba buena, especialmente la carne, pero 14 euros por una hamburguesa diminuta... un timo. Por último, la picaña estaba increíble. Menos mal que acertamos en algo. La cerveza de barril es malísima, es mejor pedir botellas... y si tienes suerte, el camarero se entera, porque podrías comer sin poder beber nada. La verdad es que creo que es más la fama y los influencers que el lugar en sí. Tuvimos que irnos a otro bar a terminar de cenar. Pura decepción."