"En un ambiente muy elegante, con una mesa bien dispuesta y cuidada al detalle, los comensales (seis adultos y tres niños) nos dispusimos a degustar el menú que en festivo era de precio superior, algo más de lo habitual. Rissotto, parrillada de verduras, bacalao al ajoarriero, patatas bravas con piel, mejillones a la marinera y dorada a la plancha fueron los elegidos de la comanda. Aunque en general las elaboraciones fueron del agrado de todos, la presentación adoleció de ese toque especial que se estila en la cocina moderna. . Algún mimo visual nunca viene mal. Los dos comidistas del rissoto lo encontraron un poco insulso, el bacalao al ajoarriero sabroso, pero emplatado metálico donde el fuego quemó parte de la salsa, la dorada navegó en el plato con restos negros de la plancha donde se produjo su preparación. Lo único realmente destacable fueron los postres: crema catalana y un crep relleno de helado de vainilla y baño de chocolate. Con una buena dosis de presentación sería un restaurante ideal en la zona. No fue así y teníamos buenas expectativas al observar la disposición impoluta de las mesas en varios comedores interconectados."