"Nos atendieron muy bien, incluso sin reserva, y en domingo. Un lugar precioso, con una decoración agradable, a base de madera noble y ladrillo visto: entre moderna y estilo café de los años 20 y 60 del siglo pasado. Una carta con platos tradicionales, pero muy elaborados, y con raciones generosas. Lo mejor: la atención de todo el personal, en especial la de Paco, el dueño. En todo momento, estaba atento y a disposición para aconsejar algún plato especial. En nuestro caso, nos aconsejó unas gambas de Palamós frescas y exquisitas... ¡y en su punto, que no es fácil! Relación calidad/precio más que aceptable teniendo en cuenta la calidad del género, las raciones... y los chiputos de marc de champagne que pedimos. ¡Volveremos encantados!"