"Pocas veces hago una crítica, pero este local se merece mi tiempo y dedicación a una crítica con corazón. En medio de boadilla donde los restaurantes son en su mayoría franquicias, temáticas, cocina deconstruida... encontramos un pequeño restaurante atendido por sus propios dueños con comida de hogar esa que te alimenta la sonrisa. Mi esposo y yo llegamos helados de estar horas al descubierto y nos hicieron una cremita de calabacín que nos calentó el alma y entonces vinieron los segundos... MAAAAAADRE MIAAAAAAA mi solomillo de cerdo ibérico con mermelada de pimientos del piquillo POR DIOX (en el restaurante el dueño te dice que los platos son para compartir, pero si vas y te pides ese plato, te recomiendo que no compartas nada jajaja) mi esposo pidió las albóndigas y estaban súper suavecitas con un sabor increíble en una cama de patatas. Pero no solo es la comida que hace la propia dueña, sino la atención que recibes, eso que tristemente ya se ve poco en esta ciudad. Comida como en casa, en un lugar acogedor, atendido por sus propios dueños y con un sabor, que ya quisieras que te quedara así de rica la comida en tu cocina jajajaja. Gracias! Volveré mañana mismo. Es la primera vez que voy pero sientes que es el lugar al que siempre haz ido."