"Restaurante bonito en un antiguo convento, algo que le da un aire especial a la comida. No obstante, no entiendo los precios tan elevados para una carta tan normal, en la que no destaca nada en absoluto y con un producto si bien no es malo, tampoco es de alta calidad. En nuestro caso, comimos una ensalada con tomate y ventresca (de lata) que nifú nifá, unas habitas que estaban duras e insípidas, unos huevos rotos con jamón (en este caso, parecía ibérico y quizá lo mejor de la cena), unas alcachofas de bote y unas calamares rebozados y chipirones. Entiendo que es un pueblo y que facturan en fines de semana, pero con esos precios y esa carta, no se yopor lo menos el personal muy amable y profesional"