"Fuimos a este lugar porque A. un amigo local había mencionado que había escuchado que era bueno pero nunca había ido él mismo y B. era el único restaurante, de los que habíamos preseleccionado, que tenía una mesa libre (era un 'puente' y toda la ciudad estaba completamente reservada, incluidos los hoteles). Cuando llegamos a las 21:15, el restaurante estaba vacío, lo cual ya era una mala señal. Aunque las 21:00 es bastante temprano para que los españoles cenen, toda la ciudad estaba completamente reservada en todos lados. Pedimos croquetas de rabo de toro, arroz con setas y calamares y una hamburguesa. Cuando nos sirvieron la comida, las croquetas estaban frías por dentro y sabían como si ya hubieran sido fritas 6 veces y el arroz olía y sabía a calcetín viejo. Ni siquiera intentamos terminar la comida ya que estaba tan mala y nos fuimos a encontrar otro lugar..."