"A primera vista, puede parecer un bar de barrio de siempre, lo cual es. Pero no solo tienen precios muy económicos para las horas que están abiertos, sino que también su selección de tapas y guisos con sabores tradicionales como morro, callos, etc. Además, combinan platos y huevos rotos con una variedad de vinos impresionante. Pero lo mejor, lo más importante de lo moderno, es su gestión. En buenos tiempos y con un tratamiento excepcional, Alfonso, el dueño, siempre es amable, atento, muy profesional y con una sonrisa honesta. Por otro lado, María, la camarera, es más que una trabajadora, es una persona buena y especial, conoce a sus clientes y los hace sentir especiales con un trato personalizado. Desde el primer día tenemos una caída. Y si vas en plena madrugada, la selección musical es genial, ¡incluso con peticiones de los clientes! Un bar de siempre pero moderno. Lo mejor de las fuentes en Zaragoza."