"Una vergüenza que solo pueda ser puesta cinco estrellas. Comida deliciosa, orientación en los platos, mariscos espectaculares, un relleno crujiente con hongos y algunas torretas que te harán llorar. Pero, sobre todo, una atención cercana, amistosa y divertida. Profesionales y la comida son de siete estrellas. No te lo pierdas porque la atmósfera es magnífica. Regresamos al día siguiente: pulpo, cordero con patatas asadas espectaculares y añadimos algunas costillas para probar cortesía. Buenos vinos para acompañar, un delicioso postre que se encargaron de pedir a otro lugar del mercado. La primera vez por 30 euros, 40 la segunda, para dos personas. Pronto se convertirá en un magnífico rincón por descubrir en Santiago, altamente recomendado y no cabe duda de que será el primer lugar al que iremos al regresar a Santiago."