"Lo descubrimos de casualidad, porque todo lo más conocido de la zona estaba muy lleno, no había ni una mesa libre, y que suerte tuvimos! vaya descubrimiento!!! Probamos los callos, las judías con gambones y el pisto manchego, todo exquisito y a un muy buen precio en pleno centro de Madrid. Aunque no es tan conocido como otros restaurantes cercanos definitivamente vale la pena visitarlo."