"Un restaurante con la marca Martin Berasategui pero que él mismo, se tiraría de los pocos pelos si viese como funciona aquello. GENERAL: Pagamos una cena de 390€ por 4 adultos 1 niña. Nuestra llegada fue esperando, no hay personal literalmente. Nos sentaron en mesas sin manteles, cosa que a mi criterio deja mucho que desear, tal y como venden el restaurante. No existe protocolo de vestimenta, por lo que puedes ir a cenar en bañador y chanclas o con un chino y camisa. Hubo gente esperando más de 15 minutos para que la sentaran. Tuvimos que levantarnos a pedir la cuenta porque nadie nos venía a cobrar. La factura no te la hacen en el momento, dicen que la envían al día siguiente por correo pero ya la hemos reclamado dos veces. COMIDA: Cantidad justa y precios elevados. Pedimos un Tomahawk para 2, MAL RECOMENDADO. Pese a solicitar si era excesivo para 2, nos dijeron que no, que estaba bien. Al final, llegó la carne, comimos mucho 2 adultos, los otros 2 picotearon, porque se pidieron su plato principal y aun así sobró mucha carne. Esto en un restaurante así, no puede pasar. Tienen que tener personal que te guíe y que sea profesional en hacerlo, o quizás recomendar quitar entrantes. La carne llegó COCIDA, además de demasiado cruda. La pedimos al punto. Lo ideal, sería tener las brasas al máximo, poner la chuleta 2 minutos por cada lado y conseguir una textura crujiente por fuera y cruda en su interior, y no, una carne poco hecha en su exterior, cocida, la grasa tierna, sin nada hecha, y el interior frío. No soy partidario de devolver carnes por no marearlas, a no ser que hubiese venido pasada. Esto en una cocina así, pagando 180€ por esa pieza, no debe pasar. CONCLUSIÓN: No creo que sea un restaurante para recomendar. Está pensado para el guiri que alucina viendo carnes pero que no tiene ni idea de ellas, y paga lo que sea, aunque cueste la mitad. No me sentí cómodo con el ambiente, servicio y la comida no fue una excepción. No lo recomendaría."