"Paramos para el menú de café y croissant. Tratamos de ordenar con una camarera y después de esperar nos dijeron que fuéramos al fondo del café. Esperamos de nuevo, sin contacto del personal masculino de servicio, finalmente volvimos con la primera camarera y luego otra vez al fondo. Entonces el hombre nos habló en alto en español, evidentemente ofreciéndonos una opción de café, ¡qué grosero! Una lástima, porque por él no volveríamos, PERO los croissants estaban buenísimos, y él trató de ser más amable cuando nos fuimos."