"Hay una camarera que se cree la reina del lugar, prepotente, malencarada, sinvergüenza y déspota. Me refiero a la de las gafas. Voy de vez en cuando con los amigos en moto, pero nunca nos habían tratado así, y sin mediar palabra con ella. No tuvo más de veinte minutos para cobrarnos, atendió a todo el mundo, y cuando le pareció, de muy mala gana y poniendo cara de enfado, nos cobró. Creo que la dirección debería tomar medidas contra esa persona, no es merecedora de estar en contacto con el público."