"La experiencia en sí fue buena; el lugar es pequeño y las tartas son de muy buena calidad. Lo único que no nos gustó fue que, como en la mayoría de los sitios, no se podía pagar por separado (esto no estaba indicado en ninguna parte). El camarero se puso nervioso y nos respondió de mala manera. Al final, pagamos todo de una vez para facilitar las cosas, pero sinceramente, el trato al momento de pagar no fue el mejor, así que nos fuimos con un sabor amargo. Sin embargo, en cuanto a bebidas y comida, un diez."