"El ambiente y la comida eran fabulosos. La vista sobre el puerto, la puesta de sol y la hermosa terraza son absolutamente impresionantes. Fue la primera vez que probamos comida peruana y nos sorprendimos gratamente por los muchos aromas diferentes. Lo que desfiguró la experiencia fue el servicio inadecuado. Creo que el restaurante tiene una capacidad para alrededor de 80 personas y solo notamos 12 camareros, camareras y gerentes corriendo sin rumbo y sin saber qué hacer. Sin estructura. Se olvidaron de dos platos, el postre estaba equivocado, un coco en lugar de chocolate. ¡No quiero ni pensar cuántos empleados hay en la cocina! Afortunadamente, probamos comida deliciosa (por lo que recibimos) y disfrutamos de un gran cóctel en el bar con vista. ¡Eso lo hizo diferente! La gerencia. Están abrumados con personas poco profesionales (o simplemente no dirigidas) que corren como pollos sin cabeza. No es precisamente una zona Zen. ¡Honesta opinión de un colega!"
