"Fue una montaña rusa. Los camarones con huevo fabulosos, el tartar de tomate parecía un preparado para hacer sofrito. Las gambas plancha muy buenas, las cigalas o eran congeladas o estaban a punto de pasarse (no salían las colas enteras y no estaba la carne prieta). El tartar de ventresca y el arroz con bogavante muy ricos, el solomillo de atún muy seco. Un camarero joven con un peinado muy creativo fue encantador y atento, una camarera morena fue realmente desagradable. Puede que cuele con los guiris, con nosotros una y no más. Estuvimos comiendo en el sótano el sábado 15 de junio."