"La camarera llamada "Esther" me faltó al respeto de la peor manera imaginable. Le pedí un café con leche fría y me lo trajo con leche hirviendo. Al decirle que se había equivocado, me respondió delante de todos: "¡Aiba, bueno, te fastidias!", con un tono de risa. Me quedé sorprendido por esa respuesta. Solo he ido tres veces a este bar, y las tres han sido desastrosas gracias a los empleados."