"Al visitar una nueva ciudad, ¡encontrar un restaurante con estrellas Michelin es siempre imprescindible! ¡Recibir esta calificación no se trata solo del sabor de la comida, sino de una experiencia general! Los clientes no deberían escuchar una reunión o conversación del personal mientras intentan leer el menú. Que todas las reservas llegaran al mismo tiempo para todas las mesas parecía poner al chef y al personal de espera detrás en el flujo de comidas puntual. Las bolas de cangrejo araña para el aperitivo, después de comer una, se volvieron secas y parecían necesitar un poco de espuma o coulis infusionado. Los tacos de atún de aleta azul no volvería a pedirlos. Los recipientes utilizados para la comida eran interesantes pero no cumplían con la necesidad de comer la comida con los ojos primero. El pescado estaba fresco y sabroso. Simplemente parecía que el personal de espera estaba disperso y era difícil saber si alguna mesa tenía un camarero y un agilizador designado... Una adición personal: las sillas eran incómodas y tenían brazos extendidos que eran intrusivos para los codos al usar los utensilios. En general, me pareció que no merecía una calificación Michelin, ya que faltaba un poco en todas las áreas necesarias."