"¿Por qué entonces 2 estrellas? Pues porque ayer fuimos y ya no estaba, y la atención fue fría, mejor dicho, distante (como en cualquier lugar impersonal). Además, la carta se ha reducido muchísimo y, por supuesto, la comida (aunque no estaba mala) ya no es la misma. Se nota. De las 3 cosas que quisimos pedir (explicando qué eran, porque con este señor nos las ponía sin ni siquiera mirar la carta... era toda una aventura), 2 ya no estaban. Y repito, ayer fue el primer día que tuvimos que revisar el menú. Siempre pedíamos con este señor, porque hacía que comer allí fuera un placer especial. No voy a decir que se coma mal, porque no es eso; las gambas estaban ricas. Pero si has sido asiduo a ese local como yo y como otras reseñas que leerás aquí, ha experimentado una caída importante en calidad. Se nota, y mucho. Se han ido el calvito y la camarera del pelo negro delgadita, es decir, el tándem que hizo grande al Taberuya. El trato no es el mismo, la comida tampoco, y la variedad ni por asomo. No sé qué ha pasado realmente, pero el Taberuya que descubrí y que disfruté con mi amiga Noelia (El calvito comenzó a traernos cosas que él mismo elegía y casi lloro de lo ricas que estaban) ya no existe. Quien haya estado mucho tiempo comiendo allí, me entenderá perfectamente. Un saludo."