"Hace poco conocí a una chica rumana que me convenció para probar la comida de este país que para mí era totalmente desconocida. Encontré este restaurante por la zona I decidí ir a probar. Al entrar me preguntaron si conocía algo de la comida rumana y se dispusieron a explicarme todo lo necesario para que mis elecciones fueran de mi agrado. De primero me sirvieron ciorba de burta: una sopa de sabor suave de callos de ternera muy diferente a como yo estoy acostumbrado a comerlos pero muy agradable y que invita de toda manera a mojar con pan. De segundo plato pedí sarmale, que son como una especie de rollitos de col rellenos de carne y verduras acompañado con mamaliga (parecida a la polenta italiana) y crema agria. De postre comí unos papanasi, que son una especie de donuts con mermelada de frutos rojos por encima. Aunque parezcan dulces, he de decir que no lo son tanto como parecen y tienen un sabor más parecido a unos buñuelos que a un donut convencional, pero eso no hace que dejen de estar muy buenos. Para beber pedí que me recomendarán una cerveza de las varias rumanas que tienen y me invitaron aun chupito de palinca de guindas de parte de la casa, que no cabe decir era artesanal y que con el frío entró de maravilla."