"Fuimos un grupo de amigos y familiares a tomar callos. Una delicia, pero no sólo los callos, la verdad es que todo lo que pedimos estuvo genial. El sitio muy auténtico y el servicio muy cercano. No dudo que volveré y me debatiré en pedir lo mismo y variar en cosas nuevas. Lo único malo es que ya al final, los parroquianos pidieron permiso para fumar y por no ser muy borde dijimos que sí, pero se metieron entre pecho y espalda no sé cuántos puros que nos terminaron echando de la sobremesa. Pero vamos.... volveremos seguro!"