"Llegamos al lugar sin reservar, era nuestra primera noche en Madrid y no estábamos habituados a ello. Llamanos a la puerta y una joven camarera nos comunicó que no podíamos cenar. Sin embargo una mujer bajita, mayor y muy atenta apareció (la dueña) y nos buscó un pequeño rinconcito en la barra de sushi. Al reverenciarnos ante una pequeña cortinita descubrimos un pequeño, alborotado restaurante japonés al estilo tradicional, no demasiado cargado pero con todos sus detalles Nippones. Allí sentados pedimos unas cebezas Ashai con las que nos sirvieron un rico aperitivo mientras ojeabamos la carta. Nuestro menú constó de lo siguiente: Sopa de miso, soba al curry, plato de sashimi y otro de sushi, sake para acompañar estos dos anteriores, té verde japonés y por último helado de judías dulces, además de llevarnos a casa una pequeña botellita de sake frío. Todo por unos 56€. El sevicio super amable, la comida ESQUISITA, un lugar muy acojedor, nada más llegar se puede apreciar la devoción de la dueña y la del chef de sushi por su trabajo. Yo salí enamorada, mi misión cuando vuelva de visita a Madrid es volver por allí. En fin esa fue mi experiencia, ojalá sea tan buena como la vuestra."