"En el Bestial se come muy bien y el espacio, de diseño, es (o era) de lo más agradable. Ahora, se sigue comiendo muy bien pero el entarimado está roto, la atención al llegar (la última vez) me pareció poco profesional (atendiéndome mientras hablaba con un colega por teléfono) y, la sensación general, es que están más pendientes de montar la discoteca de las tardes que de asegurarse de que el comensal esté cómodo. El aire acondicionado de dentro no estaba puesto (o estaba al mínimo) porque hacia un calor horrible. Les pedí que lo pusiesen pero, imagino, que por estar solos, no nos lo iban a encender o poner más fuerte. Su solución: un ventilador tamaño industrial... Ha vivido tiempos mejores, desde luego. El camarero que nos atendió, majísimo."