"Pasamos una tarde de Navidad con los peques en este parque de bolas. El aspecto general no se parece en nada a las fotos, todo está muy sucio, pero lo peor fue la anécdota que paso a contar: Una de las niñas estaba apoyada contra la cristalera y un hombre que había fumando fuera empezó como a hablarle. El hombre llama a su mujer, que estaba dentro y esta nos dice: tenga cuidado, que hay cucarachas en el cristal y se le va a meter por el pelo . Efectivamente, nos ponemos a mirar y había crías de cucarachas subiendo por la cristalera.... viene el camarero y se lo comentó y el chaval vuelve con una escoba y recogedor y se pone a recoger las cuquis que habíamos matado... tan normal, no se le cambió ni el gesto, como si lo hiciera todos los días.. no me quiero ni imaginar como estará la cocina. En fin, al local le vendría genial una desinfección generalizada y una limpieza en profundidad, más que nada para que los niños no cojan cualquier enfermedad. De la comida ya ni comento, cualquiera come allí después de ver las cuquis como en su casa...."