"Al hacer la reserva apunté que era vegetariano. Algo que no acabo de tener claro si han llegado a entender. Llegué, me asignaron la mesa y me pidieron la chaqueta y la bufanda para llevarlas al guardarropa. Punto a favor, porque recientemente había estado en un restaurante recomendado en la guía Michelín donde tienen guardarropa pero no nos pidieron las prendas de abrigo a mi acompañante ni a mí. Lo mejor es la decoración palaciega del local, los camareros parece que son marroquís o magrebíes, algunos llevan gorro de Fez. Me preguntaron qué iba a beber, siempre me parece poco profesional que se pregunte por la bebida antes de haber escogido la comida, para hace un buen maridaje es necesario saber previamente qué se va a comer. Aunque como yo ya sé que voy a comer platos con verduras siempre pido vino tinto. Pedí una copa de Rioja y me sirvieron un Bordón. Al pedir la comanda con dos platos de verduras, el maître me preguntó que si no comía carne, le dije que era vegetariano (algo que ya deberían saber por la reserva), me dijo que lo tendrían en cuenta porque suelen poner un aperitivo con carne. Al poco llegó un camarero con el aperitivo de carne, le dije que era vegetariano (tercera vez) y me dijo que se lo llevaba y me traería una ensalada. Nunca llegó esa ensalada, porque en poco tiempo me estaban sirviendo el briwat que había pedido como primer plato. Desde luego son rápidos, quizás demasiado. Tras terminar el briwat enseguida el camarero me sirvió el cous- cous que había pedido de segundo. Es un plato con varias verduras cocidas y acompañado de un cuenco con caldo, le pregunté al camarero si el caldo estaría hecho con grasa de carne, le recordé que era vegetariano (cuarta vez), me dijo que suponía que sí y se lo llevó. Al final me comí el cous- cous pensando que seguramente las verduras se habían cocido en ese caldo con grasa animal. La carta comienza con Cubierto, aperitivo y pan, 3, 50 euros . Pero al traerme la cuenta comprobé que no me lo habían incluido."