"Cinco amigos en un viaje a las minas de pizarra españolas se detuvieron en el Hotel Remesal para dormir y cenar. Por dos euros veinte obtienes una cerveza grande, patatas fritas y aceitunas gratis, estamos encantados aquí. Entramos al restaurante para una verdadera delicia. De entrante, croquetas de jamón, todas alineadas y ordenadas. El plato principal fue un festín para los ojos: nueve chuletas de cordero y cinco acompañamientos diferentes. Peter y Ally pidieron el buey, y al llegar a la mesa fue increíble, una pieza de carne que fácilmente podría alimentar a cuatro personas. Una habitación individual con mucho encanto español, con una cama doble pequeña y paredes interiores construidas con piedra rústica local y decoradas en colores y tonos típicos españoles. En general, el Hotel Remesal es un lugar muy agradable con un personal trabajador que te sirve rápidamente. Ha sido un placer haber experimentado una parte verdadera de España. ¿Volvería? Por supuesto, ¡definitivamente sí!"