"Caímos de casualidad en este bar al parar a comer en este pueblo y no pudo ser mayor acierto. Comida casera de verdad a buen precio y platos abundantes. Pedimos el pollo Kentucky, lagrimitas de pollo, croquetas surtidas, berenjenas con miel de caña, calamares fritos, coliflor aliñada y tarta de queso, de pistacho y de Lotus como postre. Todo, sin excepción, riquísimo. Muy recomendable. Merece la pena volver aquí solo para repetir. Impresionante."