"Situado en la séptima planta del Hotel Gran Meliá Fénix (a donde se asciende gracias a que te acompañan desde la recepción, igual que para llegar a los servicios) es un pequeño gran restaurante de los varios con los que cuenta el hotel, con unas magníficas vistas de la Plaza de Colón desde una amplia terraza que debe ser maravillosa en otro tiempo y no en Diciembre que es cuando estuvimos. La comida nos pareció muy correcta: además del pan con mantequilla y dos tipos de aceite, así como un entrante de cortesía de solomillo strogonoff, pedimos txangurro a la donostiarra, lubina salvaje, salmonetes, aunque estos algo escasos, al contrario que la lubina, todo de buena calidad y condimentación. El precio me resultó muy razonable (con una oferta de una página web, que por lo que aprecié debían llevar los pocos comensales presentes en el restaurante). El servicio muy profesional, como debe corresponder a un restaurante de un hotel de 5 estrellas."