"Un restaurante grande al lado de la carretera, justo fuera del pueblo, cuenta con un jardín de cactus. Este restaurante forma parte del complejo hotelero que lleva el mismo nombre. Al entrar, lo primero que llama la atención es el hermoso jardín con enormes cactus y una palmera, todo muy bien cuidado y agradable a la vista. El interior del restaurante es amplio, con una decoración clásica y oscura, mientras que el área exterior es espaciosa y acogedora. El servicio es amable y profesional, y los precios son más bajos de lo que se podría esperar en un lugar tan atractivo. La comida ha sido deliciosa, tanto los primeros platos como los segundos. Nos encantaron las croquetas (que fueron la recomendación de la camarera) y el solomillo con foie al Pedro Ximénez. Recomiendo este lugar por la belleza de su entorno y la calidad de su comida."