"Antes de nuestra visita, revisamos los restaurantes Michelin en Costa Rica, pero no tienen ninguno. Nos recomendaron probar este lugar y no nos decepcionó. El restaurante puede no ser lujoso, pero tiene un ambiente muy acogedor, como si estuvieras invitado a comer en el jardín de un amigo. Elegimos el menú de 7 platos "1,000 recuerdos", que está compuesto por platillos de la infancia de los chefs, y todo estaba delicioso. Me sentí conectado con los platos, ya que también formaron parte de mi infancia; los cereales, la comida de los quioscos de hielo raspado y el costurero de mi abuela. No solo es una experiencia gastronómica creativa, sino también llena de alma. Gracias a los chefs y a nuestro camarero Jesús."