"Ha perdido parte de su encanto al modernizarse y reformarse el local. El servicio es de toda la vida, eficaz y amable, pero se ha vuelto demasiado turístico. Eso sí, mantiene su peculiaridad inicial que es subir a una sexta planta con el ascensor, y si tenéis suerte y sois como máximo 4 personas, podéis pillar una mesa en el mirador. Como Tirso de Molina aún mantiene ese aire cutre, degradado y a veces, peligroso, Disneylandia todavía no se ha aposentado del todo en la zona, pero le queda poco."