"El sitio es privilegiado, y es lo único que lo salva, la verdad. Al ver la carta nos dio muy buena impresión, ya que era corta, pero nada más alejado de la realidad. Las croquetas eran de hormigón armado, nada suaves. El pulpo es una obra de arte y merece atención especial, además hay que revisar la estrategia: te cobran 26 € por un plato de pulpo que es una pata cortada por la mitad, logrando el efecto óptico de que son 2 patas, pero por supuesto, nada más alejado de la realidad. Felicitaciones por el truco de magia, es sublime. No bebemos alcohol y al no querer vino, parece que el camarero se molestó, haciendo una especie de escándalo; resultado: cokes de 200 ml que estaban calientes. Finalmente probamos la carne, que no era nada especial, vamos sin pena ni gloria. El trato por parte de las camareras es muy correcto, pero la comida no vale nada. El precio me parecería adecuado si la comida fuera de calidad, pero dista mucho de ello. Es una lástima porque las vistas son impresionantes. Comida: 1 Servicio: 3 Ambiente: 3"