"Descubrimos este restaurante por casualidad y ¡la sorpresa fue excelente! El entorno es magnífico, situado al final de la carretera, al final del pueblo de El Pajar. El restaurante ofrece una vista abierta al mar y una pequeña y encantadora playa con barcos antiguos como decoración. Es una pena que a la derecha del restaurante haya una fábrica de cemento, pero rápidamente olvidamos este detalle. El servicio es rápido, con mucho encanto y las camareras no dudan en ayudarnos y resolver nuestras dudas sobre la carta. En algunos restaurantes hay que esperar mucho tiempo, aquí es todo lo contrario. Tomamos entrante plato principal postre café para 2 personas, un total de 75€, es realmente razonable porque todos los platos eran de mucha calidad y mucha frescura, lo cual se agradece mucho en un restaurante de mariscos. He leído críticas negativas sobre este restaurante, no estoy del todo de acuerdo, es uno de nuestros mejores descubrimientos en Gran Canaria. Lo recomendamos ampliamente"
