"Bar de pueblo regular, comida aunque buena, nada que no encuentres en ningún bar. Esperaba un plato caliente de cuchara, algo típico de montaña, ya que veníamos de la costa y también al frío. El barman muy calmante, sin sonreír, oigo que hablamos en nuestro lenguaje y no dijimos una pipa en rumano, el único tipo y con sonrisa fue el maestro mayor con acento argentino o uruguayo, no ofender a nadie. Pedimos una ensalada primero y vinimos con los platos principales. Es un poco seco para mi gusto, pero bueno. Lo que salvó toda la exquisita tarta de queso casera."