"Paseando junto a la Catedral de Málaga hace unos días descubrí esta heladería. Los indicadores exteriores me hicieron pensar que sería un establecimiento de calidad. Pese a no disponer de mesas en la parte interna, en la terraza a pie de calle sí se ubicaban un par de puntos con silla para degustar sus creaciones. En el interior, dos vitrinas separaban los helados tradicionales de los veganos y tolerables por personas con otras afecciones, siendo la relación calidad precio de los conos y tarrinas bastante aceptable en virtud de la ubicación de que goza esta heladería. Finalmente me decidí por probar una tarrina mediana de stracciatella y tarta de queso, ya que pueden mezclarse varios sabores independientemente del tamaño del soporte, un punto muy positivo que pocas heladerías ponen en valor. Asimismo, el sabor y textura de los helados fue sorprendentemente positivo, costándome algo menos de 4 euros. De igual forma, pude pagar con tarjeta de crédito. En definitiva, un local que visitaré con asiduidad en mis desplazamientos por Málaga capital, ya que el amable trato y grata resolución de los empleados unida a la sobrada calidad artesana de sus productos se han ganado mi confianza. Gracias por hacerlo posible en plena zona turística."