"No puedo hablar mal de nada en concreto de este restaurante. Pero no me sentí nada cómodo. L@s camareros me hablan en castellano a pesar de que yo lo hago en catalán, por supuesto que las dos lenguas son oficiales, pero yo soy el cliente y son ell@s quienes se deberían adaptar a mí y no yo a ell@s, además se me hace raro que me pregunten si algo está OK, tampoco es que tenga ningún problema, pero me hacen sentir un poco “extraño”.Por otra parte, a pesar de que había un montón de menús y carta donde elegir, no encontramos la forma de organizarlo para compartir varios platos ligeros a modo de primero y unos segundos no muy contundentes, fuimos a cenar. Al final tres comensales optamos por uno de los menús en que los primeros y segundos eran difíciles de combinar y el cuarto comensal se quedó solo con una triste ensalada. Ningún plato destacó, ni por bueno ni por malo.La relación calidad precio, la calificaría de “normal”."