"nos quedamos en el parador y uno de los disfrutes consiste en probar la gastronomía de ella. Nos decantamos como entrando a mi marido por jamón (si, todo para él, él no quería compartir) y en mi caso por crema de calabaza, gambón y tarta de jengibre, algo aparentemente simple pero que no todos los días encuentras ese delicioso. Como segundos le pedimos solo y yo era lomo y era espectacular, con el punto como cae y con los apósitos que incluyeron, nos reímos. Además, fuimos con nuestras dos niñas pequeñas y el personal era especialmente amable con ellas, haciéndoles una broma de vez en cuando que él hizo la cena más entretenida para ellos y para ello más tranquilo. Pidieron el menú de los niños que es igual en todos los paradores y como siempre fenomenal, porque la calidad se nota. Soy fan de los paradores, voy a decir, pero siempre funcionan. ¡Gracias!"