"Por lo general, suelo visitar este restaurante debido a la ambiente tranquilo que ofrece, lo cual es algo raro de encontrar en España. Sin embargo, esta vez mis amigos y yo tuvimos mala suerte ya que había una mesa con alrededor de 30 personas francesas celebrando algo. Normalmente, esto no sería un problema, pero estaban gritando tan fuerte que nos resultaba imposible tener una conversación. Mis amigos y yo no somos aguafiestas, pero me hubiera gustado que el personal del restaurante les hubiera pedido que bajaran un poco el ruido. Otros comensales también parecían bastante incómodos, y era evidente en las caras de todos. Sería una buena idea ubicar a grupos grandes en un área separada, ya que la misma cantidad de personas sufrieron la situación ruidosa y bulliciosa, al igual que el grupo de comensales franceses. La diferencia es que probablemente los comensales franceses no regresarán, al igual que muchos otros que se sintieron perturbados por la situación. Todo el incidente terminó arruinando nuestra noche entera."