"En pleno mes de agosto es un oasis de tranquilidad y frescor, cosa nada evidente en Barcelona en pleno verano. La comida es excelente, tomamos cochinillo, lechazo, caracoles y parrillada de verduras, todo estaba muy bueno, bien presentado y recetas adecuadas. El servicio quizás un poco lento, hay un camarero con un sentido del humor muy particular que a mí personalmente me hizo gracia, aunque sorprende un poco. Tan solo reseñar que se equivocaron en la cuenta aunque la rectificaron en seguida. No es barato pero tampoco abusivo. Recomiendo."