"Cuando bendigo después de uno, me pongo helado, o simplemente soy un chico triste. El hombre que siempre está detrás del mostrador cuando lo visito es súper amable. Una vez me dio un schnapps extra solo porque le dije que estaba triste ese día, y por eso es el mejor lugar de helados al que volver. Por eso, este sigue siendo mi heladería favorita aquí en Majadahonda."