"O Eirado da Leña se encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad de Pontevedra, en la Plaza de la Leña. Local chiquitín, con alrededor de 6 mesas, decorado de forma minimalista. La carta ofrece tres opciones, dos menús degustación, corto y largo, y la propia carta en sí, en donde puedes conformar tu propuesta en base a lo que te apetece. Nosotros nos decantamos por el menú corto, con 6 platos salados y 2 dulces, y petit fours al final. Los dos primeros pases, la crema de coliflor con erizo y la ostra en tempura, desmerecen el resto del menú. La crema está bien, pero la combinación de coliflor y erizo no nos convenció. La ostra tampoco nos dijo nada, pese a ser una materia prima fantástica. Lo que vino después elevó el nivel del menú hasta su Estrella Michelín. Sorprendentes los tallarines de choco, que con su cebolla a la plancha y emulsión de cebolla redondean el plato. Sabrosas las omnipresentes Fabas de Lourenzá con volandeiras, con un caldo potente y que liga muy bien ambos productos. Las palabras mayores vinieron con pescado y carne. Materia prima excepcional en el Rodaballo y el Mero (plato que introdujeron para mi pareja en lugar de la carne), y espectacular la falsa lasaña de vaca vieja, con una pasta etérea y una carne desmigada de la que me hubiese comido una tonelada. Los postres no hacen sino elevar todavía más el nivel. Recién estrenado el Cacahuete y chocolate, con diversas texturas y un sabor exquisito, y terminamos con la clásica Torrija de café con su helado de café, a la que acompañaba una tierra de galleta salada que estaba riquísima. Petit fours muy logrados, con unas clásicas garrapiñadas de pistacho y avellana, una trufa de chocolate y una gominola de calabaza. Precio de la comida, con dos copas de vino, agua y café, 153€, en torno a los 72€ por cabeza. El menú no es redondo, por eso dos pases que no nos emocionaron, pero el nivel culinario es excelente, con materias primas de primerísimo nivel, una cocina que explota esa calidad y un servicio que, aunque empezó seco, terminó muy agradable, sin apenas esperas entre platos y con explicaciones pormenorizadas de lo que íbamos comiendo. Muy recomendable si os queréis pegar un buen homenaje en Pontevedra."